A este hombre que viene en bicicleta de un pueblecito tan pequeño, tan pequeño, que no tiene ni bar, le reciben todos como si fuera el embajador de un lejano país, agasajándole e invitándole a un chato. Este hombre se apoya en la barra y dice chasqueando la lengua: “Mi pueblo es pequeño, pero los he contado y en mi pueblo hay catorce tontos. Catorce, sin contarnos a mi hermano y a mí”.
5 comentarios:
Pues ya son tontos, ya. Lo normal, estadísticamente, para un pueblo de mil habitantes son tres o cuatro tontos, un gorrón, un pesado, un místico, un par de chicas ligeras de cascos...
Sí, la densidad de tontos es enorme. Y el pueblo no tiene ni cien habitantes.
Para compensar en las estadísticas, puede que le falten las chicas ligeras de cascos. O yo no me he enterado... Como son del pueblo de al lado.
Un saludo, Miguel. (Sigo tus andanzas portuguesas).
Si, no falta un Ñique, o varios
de ellos en cada pueblito que
se respete.
Lo de las chicas...pues, no lo sé.
Un beso
BB
BB, las estadísticas fallan. Hasta en lo de las chicas ligeras de cascos.
¿Ñique? No lo había oído nunca. Lo he buscado en el diccionario y no viene como "tonto". Supongo que será una segunda acepción en tu país.
Un beso.
No, es un cuento de pueblo y el
nombre quedó, Ñique...
BB
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