Si se presta atención, hay un momento en el que en la soledad de este patio, junto a la parra, cerca del brocal del pozo, ese ruido silencioso que se oye, semeja el crepitar de los antiguos discos de nuestra juventud, cuando la aguja llegaba al final, cuando terminaba la canción y no habíamos sacado a bailar a la chica. Pero no. Es solo silencio y que la tarde se está yendo suavemente.
4 comentarios:
No es otra cosa que el más dulce
sonido, el sonido del silencio...
BB
Qué pasada, como siempre. Literatura de verdad, amigo, en seis líneas.
A veces es difícil escuchar ese silencio, BB.
Gracias, Miguel.
... y que no habías sacado a bailar a la chica... :)
Publicar un comentario