sábado, abril 28, 2007

Domicilio
Salí del ascensor. La puerta estaba abierta, el felpudo colocado en el quicio para que no se cerrara. Seguramente ella estaría en casa de la vecina, intercambiando azúcares o huevos, o hablando de las últimas noticias. Llegué hasta la cocina. Levanté la tapa de la cazuela y vi que eran patatas. Saqué de la nevera una cerveza fresca y unos pepinillos. Me quité los zapatos y me calcé las zapatillas de Bart Simpson. Miré las notas de la puerta del frigorífico y fue cuando me di cuenta de que me había equivocado. Ni teníamos cita con ningún abogado al día siguiente ni debíamos tanto al departamento de electrónica del Corte Inglés, como decía aquella factura.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer aterricé por estos lares de forma casual y me encantó el blog así que me puse a leerlo enterito. He terminado ahora y casi me ha dado pena que se acabara...
¡¡Un 10!!

la luz tenue dijo...

Gracias, Marta. Yo también te he visitado.

Anónimo dijo...

Sigo enganchada a tu blog!...y he de admitir tu historia me esta gustando. Tus palabras crean el ambiente de un observador.
Fantastico!

la luz tenue dijo...

Gracias, Allie. Espero que sigas por aquí...

Anónimo dijo...

-Vaya, hombre -soltó ella. -¡Cariño!, ya está aquí otra vez el de to los días, te ha vuelto a coger las zapatillas y ya está mirando las facturitas, a ver si lo coges por el albornoz y lo plantas en su felpudo, que es que no podemos más, hombre.