lunes, octubre 31, 2011

Ascensor

Qué sería del peinado de los presumidos mañaneros sin los espejos de los ascensores. Coincido todas las mañanas con una vecina que en lo que bajamos cuatro pisos se acicala tanto que solo le falta el neceser y la bata.

jueves, octubre 27, 2011

Periódicos

Llueve. Oigo la lluvia en la ventana mientras escribo a estas horas de la mañana. Tomo un café y deseo que la lluvia arrastre toda la suciedad. Que limpie y purifique. Que se lleve por delante esta sensación de estafa que le queda a uno al leer los periódicos en el ordenador. Porque leer el periódico en el ordenador es peor que leerlo en papel. Parece como si, al estar condensado el contenido, las noticias de internet fueran más iracundas, con los titulares más gordos, superlativos. Las leemos rápidamente, como resumidas, por encima. El mundo va a peor, los sinvergüenzas siguen campando a sus anchas, no sabemos si mañana cobraremos una pensión.

Las noticias del periódico, que se compra en el kiosco, que se tiene en las manos, y cuyas páginas pasamos, si acaso, mojándonos levemente la yema de un dedo, se pueden abordar como un conjunto heterogéneo, detenernos en las que nos parezca, y tomarlas con tranquilidad, y hasta meditar sobre ellas. Se nos atragantan, pero menos. Al final podemos pintarrajear unos anteojos y bigote a Elena Salgado o a Esperanza Aguirre, y eso ayuda a metabolizar la realidad.

martes, octubre 25, 2011

Barrio

Vuelve uno al barrio en el que transcurrió su infancia y juventud, a visitar a los abuelos, pisa aquellos suelos de tierra prensada, pasa por delante de los bancos en los que se sentó al sol horas y horas, y atardeceres; se cruza con vecinos que han envejecido de forma asombrosa, porque uno siempre los tiene en mente jóvenes y fuertes, gritando en reuniones de la comunidad de propietarios.

Es como otro mundo. Ha cambiado todo. Hasta las tiendas, ahora regentadas por los chinos. Hasta los corros de las mujeres, que ya no existen. Hasta los sentados en los bancos, al sol, fumando, bebiendo cerveza, que son colombianos o dominicanos y que han cambiado la música de Led Zeppelin o Leño por esa que bailan moviendo las caderas y dando pasitos cortitos. Gente altanera que arruga las latas de cerveza y mira al frente, como hacíamos los demás.

Quedan todavía reliquias con las que uno se cruza, gente de tu misma edad con cara de ternera compungida que sobrevivió de mala manera a los desastres de aquellos años. Gente a la que saludas y te saluda. Cuando mi hija me dice que este es un barrio viejo y sucio y que no le gusta yo le contesto que es mi barrio y que a mí sí me gusta.

lunes, octubre 24, 2011

Insomnio

El insomnio, que hace que me levante antes de tiempo, a las cuatro o las cinco de la mañana. Abro los ojos con algo parecido a un clic. Resisto en la cama dando vueltas un rato pero es imposible.

Tomo un café. Leo los periódicos en el ordenador, repaso blogs, siempre los mismos, ya descubro pocos que merezcan la pena, ya no busco. Y luego, a las siete, salgo a la calle a caminar. Ya no amanece como antes. Ahora amanece como si la luz del día fuera un soplo, un candil que se encendiera. En el suelo, las hojas de los árboles, las cacas de los perros. Los dueños de los animales, ensimismados, se cruzan en las aceras. Los perros se enredan con sus correas. Deberían poner semáforos para perros, y para los dueños de los perros, a ciertas horas, cuando todavía no ha salido el sol. Procuro hacer todas las mañanas el mismo recorrido y así ver a la misma gente. Todos van al autobús, al metro, a trabajar, a pasear al perro. Corren, todos corren.

Luego vuelvo a casa. Busco el coche en el aparcamiento. Yo también me voy a trabajar. Así, a las diez de la mañana, ya estoy cansado.

domingo, octubre 23, 2011

Otoño

Qué verano tan largo y desproporcionado, qué otoño tan raro: las hojas de los árboles siguen en los árboles. Me dan ganas de encaramarme y arrancar alguna.

Esperamos la lluvia. Todo está sucio. Necesitamos aire limpio.