viernes, septiembre 11, 2009

Terrazas


En las terrazas, tomando una cerveza fresquita, en estas tardes de final de verano, se producen las conversaciones más insustanciales, leves como mujeres con vestido al viento, piernas cruzadas y sonrisas melancólicas; como hombres sin tiempo para ir al cuarto de baño, porque no apetece levantarse.

Van los camareros entre las mesas con el itinerario aprendido y como gozosos de que les necesites, levantando la barbilla y agitando el mandil si les apetece.

Parece ser que en estos momentos en los que la espuma de la cerveza se posa en nuestros labios es cuando nuestros pensamientos se convierten en volutas indolentes, y surgen en la conversación, mezcla de olas, trampolines de piscina, ensaladas de tomate y cebolla, y noches sudorosas.

miércoles, septiembre 09, 2009

Septiembre

Si se presta atención, hay un momento en el que en la soledad de este patio, junto a la parra, cerca del brocal del pozo, ese ruido silencioso que se oye, semeja el crepitar de los antiguos discos de nuestra juventud, cuando la aguja llegaba al final, cuando terminaba la canción y no habíamos sacado a bailar a la chica. Pero no. Es solo silencio y que la tarde se está yendo suavemente.

domingo, septiembre 06, 2009

Fiestas


Vete a las fiestas patronales de un pueblo, con su plaza, con su olmo seco, con su orquesta y sus pasodobles, sus charangas, sus peñas, su limonada en cuba, su vino desde por la mañana, sus madrugadas etílicas, e intenta leer, en los tiempos muertos, en las siestas, por ejemplo, “De la brevedad de la vida”, de Séneca.

jueves, septiembre 03, 2009

Pinar


El hombre ya ha cumplido los cincuenta años y se acaba de separar de su esposa. A estas alturas, dice. Lo que no se os ocurra en Madrid, le contesta la gente del pueblo.

A primera hora de la mañana sube al coche con dos sillas plegables. Llega al pinar, busca una sombra, y las coloca allí. Se sienta en una de ellas hasta la hora de comer. Algunos de los que saben lo que hace y pasan cerca paran a conversar con él. Él ofrece al visitante la silla vacía ahí, en medio del pinar. Hablan de los años mozos, de la crisis económica o del sabor de los tomates de antes. Luego, al mediodía, cuando más calienta el sol, recoge las sillas y vuelve al pueblo para comer con su anciana madre, que le prepara chicharro en escabeche o ensalada de pimientos.
La tarde la tiene libre.

miércoles, septiembre 02, 2009

Gallinas


El hombre sufre un cáncer sin remedio que le tiene agostado el cuello. Está siempre en la penumbra del salón de su casa, pensativo. Ante quien le va a visitar hace una especie de resumen de su vida. Todos los que le conocen coinciden en que ha sido una persona trabajadora, honesta. Un buen vecino. El hombre, tocado con una gorrilla y calzando zapatillas de felpa, siempre termina diciendo: “Y antes de morirme tengo que quitar las gallinas. Porque las gallinas solo dan qué hacer. Mucho trabajo, pocos huevos. Tengo que quitar las gallinas antes de morirme”.

martes, septiembre 01, 2009

Girasoles


Al atardecer fuimos a pasear por el campo. Hacía un calor tremendo, terrible, un calor de cuento de Aldecoa. Nos detuvimos ante un campo de girasoles. Miles de ellos miraban al sol, con su cabezón amarillo, en una sincronía perfecta. Pero, en medio, dos entre tantos miles miraban a otro sitio. Hacia el pinar, creo.