miércoles, noviembre 29, 2006

Pausa
Ver a un anciano parado en un paso de peatones produce una ternura inexplicable.
Peluquero
Voy a cambiar de peluquero. En la peluquería a la que acudo ahora me atienden bien, me dan conversación, me masajean la cabeza hasta amodorrarme, pero no me cortan el pelo como quiero. El peluquero que me atiende tiene sus propias opiniones y no me hace caso.
Le digo blanco y dice que sí, pero hace negro. Le digo que me corte igual de arriba que de abajo y dice que sí, pero luego me corta mucho más de detrás de las orejas, con lo que me queda la cabeza como la de un roquero de los setenta.
Es mirarme al espejo y acordarme del peluquero. Es ver que no obedece mis instrucciones.
Siempre procuro estar atento, para que me corte el pelo como yo quiero, pero me habla, me cuenta, me distrae... y consigue cortarme el pelo como él considera que me queda mejor. Sé que lo hace por mi bien, pero voy a cambiar de peluquero.

martes, noviembre 28, 2006



Sentada

Sentada. Junta las piernas, pero no las cruza. Echa los hombros hacia delante. Se echa ella misma hacia delante, como para oír mejor aunque ahora no hablemos. Sostiene una taza de café con sus dos manos y sus brazos sobre sus costados unen sus pechos, que se aman, que se quieren. Ella tiene una mirada soñadora. Ella da un trago de café. Buenos días.

Presbicia
Veo mal, veo poco. Para ver los objetos cercanos tengo que separarlos de mi vista, volver a acercarlos. En fin, enfocarlos. Enfocando se perciben mejor los objetos, las personas, las páginas de los libros. Es cosa de la edad. Lo que no comprendo es cómo veía antes tan bien, sin enfocar.
Lluvia
Cuando llueve la lluvia moja más a los peatones que están ante el semáforo, esperando que el muñequito se ponga verde.

lunes, noviembre 27, 2006




Lobos
—No valgo ya ni de carne para los lobos.—Dice un anciano que intenta abrir la pesada puerta del portal y no puede, no puede...
Mirada
Nadie mira de reojo como lo hace una adolescente.
Realidad
Hay que estar siempre armando puzzles. La realidad siempre está resquebrajada.

domingo, noviembre 26, 2006

Lluvia
Días brumosos. Días de agua, de hojas cayendo de los árboles, de paraguas abiertos —a veces sin nadie debajo—, de pasos largos que pisan charcos. Llueve, llueve desde hace tiempo. Miro por la ventana.
Miro. Veo. Me gusta mirar. No quiero que se me canse la mirada. No quiero perder la curiosidad. No quiero estar ciego ante la belleza.
Intención
Esa intención que se nos quita al momento de la cabeza y que consiste en desear meter los dedos en un enchufe debe ser cosa de la necesidad última de que todo encaje.

sábado, noviembre 25, 2006




Despertar
Hay algo extraordinario en despertarse y que la almohada huela a ella. Por la ventana abierta entra aire fresco. Me doy la vuelta e intento dormir.
Constatación
Hay gente que anda tan deprisa que no logra ni alcanzarse a sí mismo.
Lluvia
A veces la lluvia suena como si nos amenazara. A veces cae sobre el paraguas como si quisiera sepultarnos.

viernes, noviembre 24, 2006

Luna
No sé qué tiene de mítica la luna. En la luna todo debe ser inhóspito, solitario, polvoriento. Seguro que solo se ven las huellas de unos zapatos —pasados de moda— y rocas sobre un escenario gris de desolación.
Silencio
En el silencio hace frío. Pero en él no estaremos, necesariamente, mal. Solo es necesario abrigarse.

jueves, noviembre 23, 2006





Favorito
Uno de los dos tiene un lunar mínimo, oscuro, precioso. Los dos son maravillosos pero —no debería decirlo—ese, el del lunar, es, de los dos, mi pecho favorito. Que no se entere ella.
Lluvia
A veces la lluvia cae de lado, oblicua, y nos moja solo una parte. Una mejilla, un brazo, una pierna, medio corazón.
Mujeres
Hay mujeres que son aerodinámicas. De hombros rectos, sus omoplatos se adaptan a la velocidad del aire diario; sus ojos son rasgados para que nada pueda frenarlas y sus pasos muy largos, de una envidiable velocidad de crucero. A estas mujeres casi siempre las vemos de espalda, cuando se están yendo y nos dejan atrás.

miércoles, noviembre 22, 2006

Intruso
El intruso se sienta en la cama. Ha recorrido la casa, abierto los armarios y manipulado el mando a distancia del televisor. Llegó aquí porque la puerta estaba abierta. Sigue sentado en la cama. Se mira en el espejo. Se mira y entonces recuerda que no es un intruso: esta es su casa, este es su dormitorio, este es su espejo.

martes, noviembre 21, 2006

Pájaros
Hay pájaros que viven en los escotes de los vestidos de algunas mujeres.
Encuentro
Accede uno al portal y oye risas sofocadas. En el hueco de la escalera se adivina su tela de araña. Un cigarrillo se esconde. Las mochilas hacen de trincheras. Suena un móvil.
-Hola, papá, dice.
Subo al ascensor.
Pinar
Caminar por el pinar, con la humedad que sube desde el barrujo. Mirar los troncos retorcidos de los árboles, las piñas en el suelo, ennegrecidas por el tiempo.
Buscar níscalos, encontrarlos, cortarlos y atesorarlos en la cesta.
Hablar a voces, hablar a voces entre los pinos.

lunes, noviembre 20, 2006


Blancura
El regocijo de la blancura de un pecho. Una joya. Venas mínimas azules en la turgencia preciosa. Un lunar solitario allí, en un extremo, que no se pierda. Movimiento, amor, delicia.
Huchas
¿Ríen las bocas de las huchas?
Alzheimer
Una visita a una anciana afectada por el mal de Alzheimer. Es una mujer-pájaro, con mirada infantil. Su salud es ya tan frágil que parece que vaya a quebrarse en días, en horas. Ya parece no ser consciente de la realidad, de que existe una realidad. Parece vivir en un sueño del que despierta en unos segundos, y vuelve a dormir.
Entre las pautas que los médicos le han dado a sus hijos se encuentra la de tratarla con mucho cariño. Es necesario acariciar a esta anciana como si fuera una niña. Los médicos también han prohibido que se le mencionen palabras como recuerdo, memoria, evocación, porque eso la perturbaría todavía más.
Es triste y un poco patético estar a su lado y esperar, entre la conversación de todos, entre los cafés de la tarde consumida, que ella pronuncie alguna palabra, por si tiene algún sentido, por si todavía guarda alguna coherencia.
Ojos
Me molestan los ojos. Debo tener el lagrimal completamente seco, o conjuntivitis. Es incómodo. Estoy a punto de llorar siempre. Si lloro las lágrimas no me dejarán ver el mundo.

sábado, noviembre 18, 2006

Hombre con perro
Un perro que quiere mear y el dueño tira de la correa. Lo veo desde lejos. A veces las aceras son largas y rectas, y se puede ir observando aquello que te vas a cruzar.
Somos vecinos, nos paramos a hablar.
Nos preguntamos acerca de las próximas navidades, del trabajo. Cosas nimias. A mí me pesa la bolsa de la compra, pero también me inquieta el perro, que cada vez que alza la pata para mear recibe un tirón en el cuello, la correa tensa. Supongo que su dueño no quiere que haga sus necesidades aquí, pero veo al animal sufrir mientras transcurre la conversación. Qué malestar. Hasta luego, decimos. Y a mí se me afloja un poco la vejiga y deseo llegar pronto a casa.
Adolescente
Cuando a una adolescente se le adivinan los huesos del vientre es como si estuviéramos ante un osario de la infancia.
Sábado
La quietud del sábado al mediodía. El sol sube, se planta ahí arriba y coloca unos puntos suspensivos en la jornada.
Nocturno
Fuimos a cenar a un restaurante japonés. Los camareros susurraban y las raciones eran policromas pero exiguas. Disfrutamos porque nos trataron con amabilidad. El suelo era de madera. Ya preferimos el deslizamiento a la fricción. Ella adivinó mi mirada.
Rompecabezas
La última pieza del rompecabezas es siempre la más hermosa.

viernes, noviembre 17, 2006

Viernes
El viernes es una promesa.
Agujero negro
A veces nos cruzamos con alguien, al entrar o salir de una tienda o de un ascensor, y en ese mismo momento, que dura milésimas de segundo, notamos que tanto él como nosotros estamos inmersos en un agujero negro. No existimos, no somos. Luego terminamos de entrar o salir —un paso, un pie— y vuelve la realidad y el tiempo.
Paragüero
En un paragüero hay más que paraguas. No hay más que fijarse.
Qué
A veces no entiendo lo que me dice la gente. No percibo el significado, no comprendo sus palabras. Solo veo sus gestos, también oigo sonidos, pero no capto lo que me dicen. Estoy aislado. Cómo comprender a los demás.

jueves, noviembre 16, 2006



Mañana

La ternura de la mirada. La ternura de lo expuesto. Entre sábanas arrugadas, acariciada por los espejos, ella se abrocha el sujetador por la mañana. En ese gesto, en el juntar los dedos en el broche es dónde reside el amor.

Adolescente
Las reuniones de adolescentes semejan los vuelos de las bandadas de estorninos. La dirección en la que avanzan es imposible de predecir.
Televisor
En los botones del mando del televisor hay funciones ocultas e insospechadas, casi terroríficas, que solo los iniciados conocen y disfrutan. La mayoría lo utilizamos para cambiar de canal y para subir y bajar el volumen, pero, ay, si supiéramos utilizarlo para otras cosas...
Las prisas
Ah, las prisas. Una vez inoculadas en nuestros músculos es muy difícil librarse de ellas. En fin, me voy, que a las once debo estar en ...

miércoles, noviembre 15, 2006

Cuento
Hace muchos años había en un pueblo un alcalde que todas las mañanas iba a la plaza y decía a voz en grito: “¿Queréis justicia o me voy a arar?”. Y si nadie contestaba se subía al tractor y se encaminaba a su trabajo.
Otoño
Amarillean las hojas de los árboles, que caen. Paseamos con un paraguas bajo la lluvia. Pisamos unas hojas mojadas y estamos a punto de rompernos la cadera por causa del otoño.
Movimiento
Hay en la forma femenina de moverse algo parecido a una amenaza, como también hay caricias y terciopelo. Ellas se mueven de otra manera —al agacharse, al doblar el espinazo, al volverse— y en eso está el peligro.
Palabras
Hay palabras bonitas. Traspiés, por ejemplo.

martes, noviembre 14, 2006

Tarde
La ventana filtrando la luz de la tarde, luz oblicua del sol de otoño. Ella se quita la camisa y, durante una milésima de segundo, un minúsculo rayo de esa luz se deposita en la piel de su hombro para hacerla brillar. Un fulgor. Luego se mueven, las dos, la luz y ella, y el tiempo sigue fluyendo.
Sanar
Oído en una conversación de sala de espera de hospital, a la hora de las visitas.
Era a mitad del siglo pasado, quizás después de los años cincuenta, más o menos cuando yo nací. Eran los tiempos de la chambra y el moquero, del gazpacho y las migas. Un labrador con posibles, dueño de una huerta y de algunas tierras de labor enfermó. Acudió a un médico, que le diagnosticó una enfermedad de las corrientes. En aquellos tiempos, como es natural, no existía la Seguridad Social, ni tampoco había medicamentos baratos. El médico le dijo que el importe de la consulta, el tratamiento y las medicinas ascendía a cierta cantidad.
—Me parece demasiado—dijo el labrador después de pensárselo.
—Es lo que le cobro por curarle. Yo le garantizo que le sano.—contestó el médico.
—Por ese dinero no me curo—dijo el hombre.
Volvió a casa, empeoró en unos días y al poco tiempo, en unas semanas, murió.
Tebeos
Los tebeos de la infancia, ah, los tebeos. Cuántos héroes y cuántas princesas por salvar. Dan Defensor, Los cuatro Fantásticos. El Capitán Trueno y Spiderman, sobre todo.
Sublimar
Según el diccionario, sublimar, en una de sus acepciones, es pasar del estado sólido al de vapor. No está mal. Sublimaremos la rutina de los días, el cieno de la existencia, para alcanzar el vapor etéreo de la belleza. Como lo que queda, finalmente, de la molienda del tiempo.

lunes, noviembre 13, 2006

Fuera
La expulsión del paraíso se produjo hace mucho tiempo, y todavía lo añoramos.
Recorrido
En la tensión de un brazo que termina en un hombro, que va a dar al contorno de un pecho, está contenida la belleza.

sábado, noviembre 11, 2006

Visita
Una visita familiar. Sentados alrededor de la mesa, en la que reposan las tazas de café y las madalenas. El azucarero medio vacío. Las servilletas todavía por usar. Conversaciones insípidas. Hay una anciana por la que todos se interesan y a la que todos muestran su cariño. Es una anciana venerable, una anciana de cuento infantil, vestida con una bata, embutidas sus piernas de avecilla en unas medias color carne. Mira por debajo de sus gafas y formula preguntas, interrumpe conversaciones, lanza afirmaciones extraordinarias. La gente —sobre todo la visita—ríe con ella y sus extravagancias. La mujer padece la enfermedad de Alzheimer y no coordina sus recuerdos.
En un minuto pregunta por varias personas. Su hija contesta. ¿Antonio? Murió hace quince años. ¿Juana? Aquella compañera de colegio murió antes de que usted se casara. ¿Su marido? Pero, madre, ¿es que no recuerda que murió en el 80?
—Ay, hija, se me amontonan los difuntos.
Rellano
Esperar el ascensor en el rellano tiene algo de penitencia.
Apoyo
Los juegos de mesa son las muletas contra el aburrimiento.

viernes, noviembre 10, 2006

Adolescente
Una adolescente entra en casa dándose contra las paredes, los marcos de las puertas y los picos de las mesas. No calcula ni su fuerza ni sus dimensiones.
Se ensimisma —qué piensas, qué— y destroza a cachitos una esponja de baño. Luego se lleva el último trozo a la boca y lo escupe.
Habla y sus palabras destronan a todos los reyes.
En el tiempo de la cena se levanta para pedir el pan y descubres que tiene una argolla dorada en el ombligo.
Solo pides que no le hagan daño. Que no se haga daño ella misma.
Acción
A veces reviso el correo electrónico como si algún mensaje fuera a salvarme del infierno.

jueves, noviembre 09, 2006

Nobleza
Hay en los lomos de los libros algo parecido a pelos. La pelambrera de una bestia noble.
Maravilla
Jueves por la tarde, en el metro, horario comercial, zona comercial. Miles de personas en los pasillos, algunas con la mirada perdida. Escaleras mecánicas. Los andenes a rebosar. En el vagón la gente mira al frente, a las ventanillas, al suelo. Parece que algo fuera a borrarse. La mayoría lleva algo en las manos: carpetas, bolsas. Deprisa, deprisa. Hago transbordo en Príncipe de Vergara. En las escaleras mecánicas veo un carrito de bebé bajar en las opuestas a las que yo subo. Nos cruzamos. El que debe ser su padre sujeta el carrito y también mira al frente, pero el niño, tocado con un gorrito, abrigado, tiene una mirada sobresaltada. Él es el rey del mundo. Son unos ojos maravillados los que nos contemplan. No nos comprende, corremos tanto. Simplemente nos observa divertido. Sí, es el rey del mundo y él sabe que en todas partes está agazapado el éxtasis de la vida.

miércoles, noviembre 08, 2006

Teléfono
Que suene un teléfono tiene algo de cortocircuito de la rutina.
Perspectiva
Está de espaldas, frente al espejo. Su espalda, recta. Sus pechos, erguidos. Mira al espejo y el espejo me mira a mí, que la miro a ella.

martes, noviembre 07, 2006

Lunes
Lunes en el trabajo. Una lija pasa por la superficie del día. Un lengüetazo de la rutina. Ya no somos lo que fuimos, y no sabemos en qué acabaremos convertidos, tras tanto tiempo haciendo lo mismo. Pretendo: no ser miserable, ponerme en el lugar del otro, no hacer daño. Disfrutar de lo que hay, también.
Tiempo-espacio
En los vestíbulos de los hoteles el tiempo es esponjoso.

lunes, noviembre 06, 2006

¿Sí?
¿Es cierto que la poesía está en todos los sitios? ¿Hasta en esta pregunta está? ¿Hasta en el silencio está?
Otoño
Unas setas del color de la madera bien lavadas al chorro de agua fría. Se pica finamente la cebolla y el ajo. Todo junto, al aceite de oliva caliente. Sal. Unas vueltas con una cuchara de madera, hasta que se evapore el agua. Listo, ya está. Comemos bosque, tierra, liquen, musgo, otoño, lluvia.
Sin movimiento
Las palabras hieren. Hablar hiere. Explicarse hiere.

sábado, noviembre 04, 2006

Iglesia
La iglesia, con su suelo desgastado. La madera de los bancos, vieja y oscura. Los arcos, de piedra. Las bóvedas, blancas y desdibujadas por el tiempo. Resuena el eco de las palabras. El cura, que de un manotazo espanta a la última mosca del verano, posada en el cáliz, y luego sigue con el sermón.

viernes, noviembre 03, 2006

Teatro
Sentados en las butacas del teatro. Fila 6. Un tipo actúa recitando un monólogo. Es muy divertido. Explica las diferencias entre los hombres y las mujeres al dormir, al jugar al tenis o al buscar los objetos perdidos en un cajón del mueble del dormitorio. Oigo que una chica, sentada en la butaca de al lado, le dice a su acompañante: “Todo muy cierto, y a mí en casa no me hace gracia. Estoy hasta el coño de ti”. Es joven, más joven que nosotros. Luego se calla y sigue atenta la actuación del actor, que ahora nos cuenta cómo se abrochan la sotana los curas.

jueves, noviembre 02, 2006

Cómo llueve
Llueve tanto que parece que nunca fuera a dejar de llover. Y, sin embargo, siempre escampa.
Mapas de carreteras
Los mapas de carreteras tienen algo de promesa
Vista
Me asomo a la terraza. La veo tender ropa. Ropa que gotea agua. En esa diligencia de la rutina —en sus manos asiendo la camisa y la pinza— hay algo perfecto, un mecanismo engrasado que permite que las jornadas lleguen a su término felizmente.
Papeles
Archivar facturas, nóminas, papeles con números es como echarte tierra encima