viernes, abril 20, 2007

Maleta (3/3)
Mi padre, ahora que es un anciano, se ha comprado una garrota para apoyarse al caminar. La tiene siempre a mano. Procuro no discutir con él y, sobre todo, no darle la espalda, por el bien de mis costillas.

Joaquinito es militar. Está en misión de paz en Afganistán.

Mi mujer adora ir a comprar al hiper y derrapar con el carro por los pasillos.

Yo sigo leyendo febrilmente.

Estamos hospedados en un hotelito de un pueblo de Salamanca. Se llama Ahigal de los Aceiteros y aquí pasaremos las vacaciones. He visto una maleta que se parecía mucho a aquella que recuerdo de la infancia. También era de cartón, atada con una cinta de cuero. Estaba en el vestíbulo, adornándolo junto con otros objetos. Me sobresalté. La primera intención de mi hija fue ir a abrirla. La recepcionista la amonestó con la mirada y desistió. Estoy seguro de que, más pronto o más tarde, en un momento de descuido de la señora, la abrirá.

Pienso que sí, que siempre deberíamos tener una maleta a mano. Que la vida es circular.

4 comentarios:

Mabalot dijo...

Definitivamente, tres maletas para recordar. Su mujer derrapando y usted leyendo febrilmente. Joaquinito que sigue jugando a los indios y su hija que será usted en niña. Felices vacaciones.

Siempre le leo con gusto pero estas tres maletas me gustan especialmente. Un saludo.

Mamen Alegre dijo...

Una reverencia, me gustó mucho.
Un saludo.

conde-duque dijo...

Yo creo que aquí ha empezado un nuevo género literario, muy misterioso y sugerente (como alumbrado por una luz tenue): todavía no sabemos cuál es ni cómo se llamará, pero lo que tenemos clarísimo es que queremos leerlo más, mucho más.

Anónimo dijo...

...qué bien cerrado el círculo!!! Y en efecto, no era el aleph...
((He recordado algunos de los cuadros de Cristóbal Toral, poblados de maletas y de sueños detenidos. Incluso algún cartel de Úrculo)). Saludos.