jueves, mayo 29, 2008

Días
¿Qué es lo que uno busca si no es la esencia de las cosas? Parece que si tomamos una jornada con la punta de los dedos y la pasamos por la trituradora de la vida debería quedar un limo rico, una pasta esencial que sirviera para abonar el resto de nuestros días. Así debería ser, pienso después de que suene el despertador y me levante por la parte izquierda de la cama. Mi mujer lo hace por la parte derecha y le da un manotazo al reloj. El hilo que parece unirnos se rompe de nuevo, como todas las mañanas. De la cama al cuarto de baño hay ocho baldosas y una de ellas está descascarillada. Me ducho. Compruebo que sigo estreñido. El peine tiene una púa quebrada.

2 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Martín, eres un maestro de las historias sencillas, como, por ejemplo, el despertar cada mañana. Mientras los demás andamos todavía sonámbulos, tropezándonos con los muebles, tú eres capaz de sacar una imagen literaria o fijarte en la poesía que tiene un peine roto. Enhorabuena

la luz tenue dijo...

Gracias, Miguel.
Tú eres el rey del humor, que cultivas como el que deja miguitas para los pájaros.
Un abrazo.