jueves, octubre 09, 2008


Libros



Ayer ordené los libros que tengo en casa. Ya no queda sitio en la librería que ocupa toda una pared, la más ancha, de una habitación. Esta librería fue el primer mueble que entró en mi anterior casa, antes incluso que una cama, y la que después vino conmigo a la casa en la que ahora vivimos. Yo mismo mandé cortar sus baldas, yo mismo la ensamblé (junto con un amigo manitas, que me ayudó). Yo mismo (yo solo) estuve a punto de intoxicarme al barnizarla.

Después de llenar la primera librería, que llega hasta el techo, añadimos otra, en la pared de enfrente, y también se llenó. Luego compramos unas estanterías para colocar encima del marco de la puerta, y ya está atestada. La mesilla de noche del dormitorio tiene varias pilas de libros sobre ellas...

Ya no caben más, me dice mi familia. El lugar que ocupan los libros podría estar ocupado por otras cosas. Tienen razón. Lo comprendo. Aunque voy mucho a la biblioteca pública, iré más, y esperaré que les lleguen los títulos que todavía no tienen.

Pero yo, cada cierto tiempo, ordeno los libros. Toda la gente sabe que los libros se desordenan solos. Lo hacen porque son traviesos y hasta promiscuos, y para permitirnos el placer de ordenarlos, y también el placer de reencontrar títulos que nos ponen el corazón en la boca, y nos recuerdan quienes fuimos y lo que somos. Ayer, por ejemplo, volví a tener en mis manos El río del olvido, de Julio Llamazares, y Subir a por aire, de George Orwell, dos libros que leí hace muchos años, y que estaban ahí, agazapados, esperándome. Estuve manoseándolos, releyéndolos, acariciándolos, como si los hubiera echado de menos sin saberlo. Por eso puedo asegurar que seguiré comprando libros, aunque comprendo que no debería..

6 comentarios:

Mabalot dijo...

Hola JM, es algo más que un vicio materialista. Porque podríamos pensar; lo importante es leerlos, y el libro es una cosa que estorba una vez leído. Pero de alguna manera en cada libro leído (en algunos más que en otros) guardamos algo de nosotros, y al pasar los años y volver a ellos más que el libro encontramos a ese que éramos cuando lo leímos.

Bueno, más o menos...

Un saludo.

Miguel Baquero dijo...

Si yo tuviera mucha pasta, de golpe,lo primero que haría es comprarme una casa, un coche... lo típico. Pero luego alquilaría un par de porteadores, me iría a La Casa del Libro o algún sitio grande y arrasaría. Molaría luego ir por la Gran Vía yo delante y dos porteadores detrás, llevando los libros que he comprado sobre la cabeza.
Un abrazo, Martín

conde-duque dijo...

Estamos todos con el mismo problema, el mismo vicio.
Según los expertos, habría que empezar por verbalizarlo (vebo horrible, que suena a pegar a alguien):
"Hola, me llamo X y no me caben más libros en casa..."
Un abrazo.

la luz tenue dijo...

Y no escarmienta uno. Hoy he comprado "Anochecer", de James Salter, y me he sorprendido babeando, como el perro de Paulov, y hasta con un leve mareo al leer las primeras páginas. Otro más para las estanterías.

Un abrazo, amigos.

Anónimo dijo...

sin duda alguna te agrego a mi lista de blog, me ha encantado el tuyo ^^ (espero que no te moleste).

Yo también voy llenando estanterías ^^

la luz tenue dijo...

Bienvenida, Paraguas.
A llenar estanterías hasta que esto explote!!!!