Qué puede haber mejor que meterse arrecido a las seis de la mañana en la cama en la que te espera un cuerpo calentito, del que conoces todas sus curvas y junturas. Y mientras te tumbas parece que hiciera un siglo desde que te levantaste a tomar un café, leer el periódico en el ordenador y esperar a que se enfriasen tus pies para volver a la cama, de la que el insomnio te ha sacado.
2 comentarios:
y no sólo por el insomnio, sino una simple necesidad de evacuar aguas menores ya es suficiente para el agradable regreso a esas curvas.
Volver. Abandonar el frío.
Un saludo, J.G.
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