viernes, mayo 15, 2009

Ayer

Ayer estuve triste.
Ayer anduve y corría un viento de cara, fuerte y molesto.
Ayer no pude concentrarme en el trabajo y me faltaron 20 euros en la caja al final de la mañana.
Ayer cené pizza con sabor a salsa barbacoa.
Ayer leí en la cama unas páginas de los diarios de Trapiello y me reí un rato y me puse las manos en la barriga, contento.

3 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Pero mañana será otro día, coño, Martín...
Un abrazo

BB dijo...

Ayer, se quedó atrás, no existe
y mañana, es una ilusión.
Ocupémonos de hoy, que ya es
bastante.
Un abrazo
BB

la luz tenue dijo...

Decía el otro día en una entrevista el gran Paul Theroux que un hombre feliz no puede ser escritor. Está demasiado ocupado siendo feliz.
Yo creo que tampoco es para tanto, pero un poco, sin exagerar, en su justa medida, de tristeza, tampoco está mal.
Y además, en este caso, amigos, todo acaba bien: leyendo unas páginas desternillantes de Trapiello sobre los danzarines vascos, que bailan levantando los pies hasta sobrepasar sus cabezas.
Un abrazo.