martes, mayo 05, 2009

Descampado

Mi padre tiene setenta y tres años, un enfisema de tanto fumar y una cadera mal soldada desde que era un crío y se cayó de una mula. A mi padre no le gusta salir a la calle, le da pereza. Pero a veces sale para ir a la farmacia, o a la caja de ahorros, y se queda en la calle un rato, para tomar el sol y fumar. No hay parques cercanos, ni flores ni césped que contemplar. En la acera que mira al descampado hay tres bancos a los que les da el sol de frente por la mañana. Dos de esos bancos, cincelados a navajazos, con pintadas que proclaman la añoranza de Ecuador o el amor con iniciales, los suelen ocupar los jubilados, en corrillos, y allí se sienta él, porque no puede estar más de diez minutos de pie. El tercer banco lo ocupan unos drogadictos que andan gritando siempre con voz ronca. Tienen siempre en el suelo unas cervezas de lata, como si fueran sus mascotas. Antes les acompañaba una puta esquelética que cobraba muy barato sus servicios, y que debía padecer una cistitis enorme y fabulosa, porque cada muy poco tiempo se ponía a orinar entre los coches del descampado. A veces se llevaba la cerveza, que sostenía con una mano, agachada. Con la otra se apoyaba en un coche. Desde los bancos se le veía el culo blanco. Y los jubilados la señalaban con sus bastones. Ya hace mucho tiempo que no la ven por el barrio.

7 comentarios:

Manuel Abacá dijo...

Hola, José Manuel. Te acabo de "retratar" en el Síndrome Chéjov y he pedido tus dos libros por Internet. Me gustan los que escriben sin vestirse de domingo, pudiendo o no.

Saludos

BB dijo...

José Manuel, también te digo,
que me encanta esa prosa, sin
vestido de domingo, llana, fácil.
Un beso
BB

Miguel Baquero dijo...

Joder, qué triste debe de ser vivir así, sin tener cerca un parque ni un trozo de césped. Me conmueven estas historias pequeñas y sencillas

Mabalot dijo...

Tengo ganas de imprimir este texto y escaparme con él y quizá enterrarlo, como hacen los perros con los huesos. Así se quedan muy felices y tranquilos paseando al lado del hueso oculto, y sabiendo que cuando estén desanimados podrán volver a él y morderlo un poco.

Un saludo, JM.

la luz tenue dijo...

Hola, Manuel: Bienvenido. Espero que te gusten los libros. Ya me contarás.

BB: Gracias. Solo puedo decir que me gusta escribir.

Miguel: Son las historias que me salen, ya lo sabes. Pequeñas y sencillas. Puede que demasiado.

Mabalot: Gracias. Escribe uno estos textos también para roerlos, como si escribir a veces fuera un descanso y quitarse un peso de encima.

Un abrazo a todos y perdón por la tardanza en contestar, en volver.

conde-duque dijo...

Y yo que me había perdido este texto. Genial, genial.

la luz tenue dijo...

Gracias, Conde. Es verídico. Y la puta ha desaparecido, como desapareció otras veces. Pero volverá (ojalá y casi seguro).