miércoles, noviembre 02, 2011

Bar

Este tío del bar en el que desayuno, que indaga por el lugar en el que toman el café mis compañeros, que pregunta por la calidad de las tostadas del bar de al lado, que se queja continuamente de cómo está la vida. Este tío que cree que la hostelería es el centro de la vida económica de este país. Suele decir con la vista perdida en un horizonte que solo él ve que si los clientes fueran justos con él y supieran apreciar la calidad que ofrece, se le llenaría el local de gente. Pero no, mira por dónde, cada vez hay menos gente degustando su buen café, sus ricas tostadas. Si no entras al local le estás traicionando. Y es un síntoma de lo mal que va el país.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La falta de humildad impone lanzar balones fuera.

Miguel Baquero dijo...

La culpa siempre es de los demás, para muchos

J. G. dijo...

como mi teatro

Portarosa dijo...

Yo dejé de ir al restaurante, quizá, que más me gustaba de mi ciudad, porque el dueño no paraba de quejarse de lo poco a su altura que estaban todos.


Un saludo.

Portarosa dijo...

(Por cierto, yo no escribo, pero lo único que he escrito que fue de cierto dominio público -porque lo representamos un par de veces ante amigos- fue una obrita de teatro que se titulaba "Parejas". Qué casualidad.)