martes, junio 12, 2007

Tiendas
Fuimos de compras. Necesitaba ropa. Hay algo que se me escapa en ver cómo algunas personas acarician lo que está colgado en las perchas, en cómo sujetan entre sus dedos las prendas que sacan de las estanterías. Esa mirada de admiración yo no la poseo. No soy capaz de deslizar mis pies sobre la superficie encerada de la tienda en busca del tesoro escondido, ni de mirarme al espejo con ojos de vicio mientras introduzco un dedo en el ojal.
Después de pasar la tarde en tiendas con escaparates entramos en un bar. La cerveza y los cacahuetes me pusieron de nuevo en contacto con la realidad.

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