martes, noviembre 20, 2007


Olivos
Había una casita pequeña con un umbral de cantería, enorme para mi estatura. El suelo era de tierra, con unos camastros para resguardarse o dormir allí si llovía. Unos basares colgaban de las paredes, cerca de la chimenea negra que ya no se usaba. Detrás estaban las zahúrdas, ya vacías, con jaramagos, con chumberas apoyadas en sus paredes de piedra.

Había olivos, almendros y un par de higueras grandísimas.

Yo andaba y hundía mis pies en aquella tierra oscura y blanda. Llegaba hasta la era y desde allí, desde aquella llanura, lo miraba todo. Luego volvía a los olivos.

Hacía frío. Se extendía una manta debajo de cada olivo. Íbamos uno por uno. Mi primo se encaramaba al tronco y alcanzaba las aceitunas más lejanas. Los mayores las recogían de las ramas bajas con una rapidez asombrosa, y las echaban a los cubos (luego acababan con los dedos doloridos). Los niños recogíamos las que caían a la manta. Después, de los cubos a los costales.
A media mañana descansábamos y volvíamos a la casita. Sacaban un bolso de cuadros lleno hasta las asas. Nos sentábamos al sol y comíamos. Los mayores hablaban de cómo se presentaba el año. Siempre se quejaban, nunca se presentaba bien. El aperador que alguien conocía había dicho que venían tiempos malos. Mi tío y mi padre bebían vino de un vaso de aluminio y se limpiaban con las mangas. Todo sabía a ajo y perejil, y a aceite de oliva. El frío y el hambre del trabajo desde la madrugada hacía que comieras a dentelladas. Mi madre nos obligaba a comer pan. Mi abuela estaba pendiente de todo y, si me descuidaba, me hacía una caricia. Mi primo se levantaba con la boca llena, nos daba un pescozón a los pequeños, se marchaba, se subía a un olivo, sacaba del bolsillo del pantalón un tebeo del Capitán Trueno y se ponía a leerlo. Me gustaba verle allá, a lo lejos, en plena mañana de enero, leyendo un tebeo mientras terminábamos de comer.

3 comentarios:

Jesús Miramón dijo...

Maravilloso, José Manuel. Un texto precioso, límpido. Me gusta mucho leerte.

la luz tenue dijo...

Gracias, Jesús.
Un saludo.

la luz tenue dijo...
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