domingo, diciembre 16, 2007

Pinares
El hombre cumplió los ochenta hace unos meses. Vive en un pueblecito de Segovia famoso por el cordero asado. Es un pueblo en el que, si quieres utilizar el móvil, tienes que subirte a una montañita que hay a las afueras. El hombre es viudo, sin hijos, y las sobrinas le acompañan cuando debe ir al médico a la capital. De vez en cuando le hacen unas sopitas de ajo, o unos filetes empanados.
El hombre le regaló unas botellas de vino al señor que le realizó el examen psicotécnico para renovar el carné de conducir y así pudo continuar con su querido Renault 6. Quedó agradecido. Ahora necesita el coche más que nunca. Tiene una novia a la que adora. Esta mujer de ochenta años de edad, como él, vive en la Residencia de la Diputación en Cuellar. Son unos cuantos kilómetros los que tiene que recorrer entre pinares para ir a buscar a su novia.
Ella se pone una rebequita y se abraza a él cuando le ve en la puerta, frente a la estatuilla de la Virgen del Henar del vestíbulo.
—Tráigala a casa, tío. Váyase a un hotel, a una pensión, con ella.—Le dicen las sobrinas.—Invítela a comer en casa.
Pero los dos prefieren meterse con el Renault 6 por enrevesados caminos, atravesar arenales poblados de tomillo y llegar a pinares umbríos. Aparcan el coche y allí, en la soledad, se abrazan y se quieren.
Ya es famoso el Renault 6 en toda la comarca, y cómo se mueve, con esa suspensión tan antigua que tienen esos coches, pero tan recia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosísimo y tierno, Luz Tenue. Perfectas líneas para un domingo a mediodía.

Marta

Mamen Alegre dijo...

Directo al corazón, como una flecha embadurnada de emociones.

Mis deseos de felicidad, en estas fechas y siempre. :)

la luz tenue dijo...

Feliz Navidad, Ardiendoaun clavo y Mamen.