sábado, mayo 31, 2008

Días (II)
Despertamos a los niños. Desayunan —desayunamos— y se visten para el cole sin pelearse demasiado. Las dos mochilas, un cuaderno de deberes del pequeño que cae al suelo. Mi papá y mi mamá, pone en el papel cuadriculado. Dos figuras flanqueadas por flores y con el sol coronándolas. Compruebo que el papá tiene la cabeza muy gorda y solamente un ojo y pregunto por qué.
—Un indio te clavó una flecha— dice el niño. —Luego vino Peter Pan a salvarte pero no pudo hacer nada y te quedaste tuerto para siempre en el país de Nunca Jamás.
—Cómete las galletas.
—En mi cole hay un niño terrorista—dice.
—Calla y come.
Antes de salir de casa regreso al cuarto de baño, por si evacuo. Pero no. Me miro al espejo. El desodorante es espumoso y la colonia no huele, ni bien ni mal. Dios mío, puede ser que me haya puesto espuma de afeitar en los sobacos, me digo mientras cierro la puerta y bajamos en el ascensor. El mayor le hace muecas al pequeño y éste le atiza en el estómago con la mochila. Recuerdo que esta tarde tenemos cita con el dentista.

1 comentario:

Miguel Baquero dijo...

Jo jo jo. Qué bueno el padre severo que le manda comer galletas...