jueves, septiembre 11, 2008

Visita
Vas a casa de tus padres a hacerles una visita. Tomas un café, hablas un buen rato con ellos. La salud, siempre la salud. Los vecinos, la familia, el verano que acaba.

De pronto, de camino a la cocina, abres la que fue tu habitación y, durante una milésima de segundo, no la reconoces. No reconoces ni la litera, ni los libros, ni los Juegos Reunidos, ni la Enciclopedia Argos, ni las cintas magnetofónicas. Crees ver la estela de otro ahí, en la litera, un extraño, fumando a las tantas, apoyado en el marco de la ventana.

5 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Y tú, que has dejado de fumar por problemas de salud, te mueres de ganas por pedirle unas caladas a ese "extraño"...
Enhorabuena, Martín, como siempre. Un post magnífico

conde-duque dijo...

Nada que añadir a lo que ha dicho Baquero. Lo ratifico.

Javier Puche dijo...

Magnífica escritura la que descubro en este blog singular. Si me lo permites, te enlazo de inmediato en mi lista de favoritos. Un saludo cordial desde la Puerta Falsa

la luz tenue dijo...

Miguel, Conde: Gracias. A ver si poco a poco vuelvo a la rutina. (Esa rutina que nos hace escribir. Afortunadamente la de leer vuestros blogs y las de otros amigos no la he perdido). Me apetece retomar el blog, y ahora que comienza el nuevo curso (escolar) me hago la firme propuesta de escribir una entrada diaria. A ver si lo consigo.
Un abrazo.

Herman: Gracias también. Me alegro de verte por aquí. Desde luego que puedes enlazar mi blog. El tuyo, que conocí el otro día, es muy bueno. Otro más para mis favoritos.
Un abrazo.

Portarosa dijo...

Qué bien, qué bien escrito.