miércoles, octubre 21, 2009

Policías y ladrones (y VI)

Había una muchacha que le soportaba los anhelos. Algunas veces cruzaba las piernas y miraba a otra parte, esperando siempre que escampara. Pero los dos se cansaron. Una, de esperar tan poca cosa. El otro, de esperar demasiado.

Él se fue al País Vasco, porque, decía, allí todavía quedaba gente auténtica. Luego se convirtió en punk, después en okupa. Un tiempo estuvo de pastor de ovejas lachas y otro intentó formar una empresa de marroquinería en cooperativa con un socio que se largó a Holanda con el capital social.

Volvió a aquellos descampados y encontró a unos pocos que todavía no se habían marchado. Allí estaban. Sentados, bebiendo, fumando. De vez en cuando aparecía por allí la policía y les pedía la documentación como el fumador que pide lumbre, como el pastor que cuida el rebaño.

1 comentario:

Miguel Baquero dijo...

Lástima, de verdad, que se haya acabado la serie.