martes, mayo 04, 2010

Historias del paro (XVI)

Primero preparo el desayuno para los niños. Cuando se marchan al colegio hago las tareas de casa, que Lidia deja anotadas en la encimera de la cocina. Aireo las habitaciones, paso la aspiradora. Luego dedico un par de horas diarias a enviar currículos por correo electrónico, a consultar ofertas de trabajo por internet. A media mañana acabo viendo páginas pornográficas, tomándome un par de cervezas, triste, solo, esperando la vuelta de los chicos para poner al fuego la cazuela de la comida. Me asomo a la ventana. A veces veo a Javi, el vecino, que vuelve de correr. Hasta en chándal tiene pinta de estar en paro.

7 comentarios:

La de la ventana dijo...

¿Por qué si eso lo hace un ama de casa de las de toda la vida no suena tan deprimente? ¿O sí suena tan deprimente?

Randle dijo...

entre el internet y el par de cervezas te has olvidado de un acontecimiento.

la luz tenue dijo...

Hola, Teresa: Creo que suena deprimente, sea hombre o mujer.
¿Es demasiado deprimente esta serie sobre el paro?

la luz tenue dijo...

Randle: ¿A qué te refieres?

La de la ventana dijo...

Mucho más en la piel de un tío, José Manuel, dónde va a parar... Te lo dice una parada. Pero sí, es tan deprimente como esas cosas que nos rodean y por las que dejamos resbalar la vista para evitar deprimirnos.

En esta serie, tú no haces otra cosa que ponerlas en primer plano. O sea, que demuestras que saber mirar y ver. Virtud que ya conociamos los que te leemos, por otra parte...

la luz tenue dijo...

Gracias, Teresa. Quizás esta serie solo es una manera de defenderme de todo lo que nos acecha, y que leyendo los periódicos vemos cada vez más cerca.

Multidemasiado dijo...

¿"Hasta el chándal tiene pinta de estar en el paro"? Este post me pone los pelos más de punta que las noticias sobre la crisis.
No leas mi blog, me paso la vida quejándome de mi trabajo y no resulta muy solidario hoy día.