Se echa el aceite y se calienta. Mientras, se pica finamente el puerro y la cebolla.
Se sofríe.
Se pica en la tabla la calabaza y la patata. Muy finamente, una y otra vez, pum-pum-pum, con el cuchillo sobre la tabla, finamente, una y otra vez, pum-pum-pum, hasta que casi se desintegren, la calabaza y la patata, finamente, pum-pum-pum, el cuchillo en la tabla, hasta que, poco a poco, se te pase el cabreo….
Tampoco es para tanto. Pero, por si acaso, pum-pum-pum, se pica otro poquito.
Luego se echa todo a la cazuela y que hierva veinte minutos a fuego lento, todo tapado.
5 comentarios:
Y si no da resultado se repite de forma toda seguida.
A fuego lento se consume el fuego del cabreo.
Yo, en situaciones así, paso la aspiradora una y otra vez a ver si se absorbe bien el polvo que nubla la mente.
Una forma de desahogarse muy buena, la de cocinar. Estoy seguro que resulta
Es mejor golpear fuertemente la tabla con el cuchillo, pum-pum-pum y no acabar enterrándoselo a alguien...
Tiempo sin pasar, pero siempre es un placer.
Un abrazo
BB
Y al revés: contemplar cómo cuece una buena fabada tiene algo de meditación budista.
Publicar un comentario