miércoles, noviembre 24, 2010

A veces pienso que mi vida es como un montón de ropa limpia. Toda colocada, toda apilada. Si cojo la prenda de arriba no pasa nada, todo marcha. Simplemente espero a que se ensucie, la coloco en la lavadora y voy a por la siguiente. Lo malo es cuando quiero una prenda del montón, o de abajo. Corro el riesgo de que todo se desmorone.

4 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Últimamente, tus metáforas son de lo más certeras. Sobrecoge un poco leerlas: buena señal.

Anónimo dijo...

A mí a veces me ocurre que cojo la camiseta de arriba del montón, me la pongo y luego la echo a lavar. La lavo, la plancho, la vuelvo a colocar sobre el montón y la vuelvo a coger para volver a ponérmela. De esta forma, nunca le doy una oportunidad a las camisetas de abajo.

Permíteme que aproveche así tu metáfora para describir lo que podría ser la rutina...

Todo lo negativo tiene siempre su lado positivo. A veces, que el montón se desmoroné acaba siendo bueno, porque nos hace poner camisetas olvidadas en el primer lugar.

Un beso, José Manuel. El otoño pasará y llegará el invierno, que es más frío, pero más estable... :-)

la luz tenue dijo...

Gracias, Miguel.
Menudo montón de ropa hay de vez en cuando encima de la silla.

la luz tenue dijo...

Sí, Alice, todo tiene dos caras. Hasta que se desmorone el montón de ropa.
Un beso.