El señor Felipe está sentado en el banco, junto al estanque, entre sol y sombra. Un cisne retuerce su cuello con elegancia pero el señor Felipe lo desprecia y mira a lo lejos, a la línea del horizonte que va a morir en el centro comercial. El señor Felipe ha visto muy poco, pero ha visto lo suficiente: a su lado, en el banco, una adolescente fuma.
No fumes, nena. Le dice.
Váyase a tomar por saco, contesta la muchacha.
Fumar es malo. ¿Quieres un chicle?
No.
En unos años te ahogarás cuando eches a correr.
No necesito correr.
Nena, eres muy joven, así que debo decirte que te queda mucha vida para correr. Te perseguirán.
¿Quién me va a perseguir?
Los malos. Te perseguirán los malos y tendrás que correr.
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