domingo, diciembre 10, 2006

Níscalos
No ha hecho verdadero frío hasta ahora, nos dicen. Caminamos por el pinar, pisando barrujo y ramas podridas. Sentimos la humedad en los pies. Me pregunto si los pasos que damos no son demasiado largos.
Las piñas mordidas son restos de los manjares de las ardillas. Huele a tomillo y parece que la humedad se traslada en pequeñas nubes. El aire frío rachea.
Cortamos los níscalos a ras de suelo, como hay que hacerlo. Pequeños sombreros asomados en el arenal, al abrigo de las agujas de los pinos. Se nos tiñen las manos del color anaranjado de los hongos primero, y después de un color de hierro oxidado.
Volvemos. Sigo preguntándome si los pasos que damos en estos arenales blancos no son demasiado largos. Se nos hunden los pies.

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