lunes, diciembre 04, 2006



Sábado

Anochece. En el dormitorio. Vamos a salir a cenar. Miro por la ventana y las luces de las farolas parecen haberse encendido hace un minuto. Huele a colonia. Abrocho mi camisa. Me vuelvo. Miro cómo se coloca los pechos bajo el vestido y en ese gesto de las palmas de sus manos se contienen las certezas del mundo, la belleza de la noche, las promesas del futuro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y quizás a la vuelta, la noche dibuje su particular Story Board:

La memoria de un vestido que adorna la espera.
La brisa de su vuelo hacia la alfombra.
Los pliegues menudos por donde cabe la noche.
Las jarcias que sostienen el mundo una vez arriadas las velas.
Las manos que buscan el cielo.
Los ojos que entornan la vida y suavizan las pieles.
La ola que rompe en espuma.

La quietud de las naves al abrigo del puerto.

(poema de Darío de R. -poeta especular-).