jueves, junio 28, 2007

Río
Estuve paseando por el campo, siguiendo el camino junto a un río, y me picó un insecto en la pierna. Me lloraron los ojos y se me hincharon los párpados como si retuviera líquidos y fuera un borrachín al que le gusta demasiado el vino o un conejo con mixomatosis.

Alguien abrió la mochila y me dio un antihistamínico. Sentí cómo pasaba por mi garganta junto a un trago de agua y cómo poco a poco se desinflaban mi cara y mis párpados.

Luego nos sentamos en una piedra, a la sombra de unos árboles, y nadie miró mi cara y todos miramos el río.

2 comentarios:

Mamen Alegre dijo...

Los males cuando los ignoramos, se marchan a sus cosas como los niños traviesos.Difícil tarea competir con el discurrir de un río.
Apunto este post entre mis favoritos.

la luz tenue dijo...

El río sigue allí, Malegar. Permanece lo que debe permanecer.
Un saludo.