miércoles, julio 25, 2007

Pueblo (II)
Es la hora de la siesta en este pueblo en el que todas las casas tienen patios con geranios. Salgo a buscar las gafas a la guantera del coche y veo en la esquina a un galgo que duda qué camino tomar. Hace un sol tremendo, hay una luz asombrosa, y el animal sigue dudando. Parece dar vueltas sobre sí mismo, buscándose su rabo largo. Por fin se va por la acera de la sombra, en dirección a la plaza.

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