miércoles, enero 09, 2008

Vuelta
Después de estas fiestas.
Subo al ascensor. Se cierra. Hay una luz azulada. Pulso la tecla y apoyo mi frente en el metal del cubículo, justo en el lugar en el que se unen las dos puertas. Siento el frío en mi piel. Entre piso y piso hay una especie de traqueteo que me relaja.

1 comentario:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Dulce rutina, no?
Saludos