domingo, agosto 31, 2008

Cocina
Termino de preparar una carne en salsa. Friego todos los platos, los utensilios. Recojo la cocina. Me sorprendo pasando el mocho de la fregona por el suelo, intentando que reluzca, que brille. Retorciendo, escurriendo el agua, volviendo a pasarlo. Apretando, apretando hasta que sudo y me duelen los hombros. Y el suelo no reluce.
Se acaban las vacaciones. Mañana hay que volver al trabajo.

2 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Bueno, Martín. Igual está bien volver al trabajo para llegar cansado y olvidarte de que el suelo no reluce como quisieras. Míralo desde este lado.

la luz tenue dijo...

Miguel, la verdad es que volver significa que ya te habías ido.
(Y tampoco es mala la rutina).