viernes, marzo 09, 2007

Prensa
Voy a la biblioteca pública para devolver un libro que he terminado de leer esta madrugada. Se lo entrego a la bibliotecaria, tan amable. En el estante de novedades no hay nada que me atraiga. Me siento en la sala de lectura y echo un vistazo a los suplementos literarios atrasados. Uno de ellos trae la crítica del libro que terminé anoche. Por una vez, coincido con el reseñista.
Por los ventanales entra la luz del sol del mediodía, así que parece que llega la primavera de una vez. Dan ganas de desperezarse.
Hay una mujer leyendo el BOE. El sol le da en la cara. Un par de hombres leen el periódico. Otro, en otra mesa, también. De pronto este comienza a reír. Ríe con ganas, ríe hasta llorar. Saca un pañuelo del bolsillo y limpia sus lágrimas. No puede parar. Todos le miramos. A mí me hace sonreír. Él se siente azorado. Quisiera parar, pero no lo consigue. Levanta la cabeza, mira al frente, pero no consigue parar de reír. Finalmente arrastra la silla y se marcha.
Al rato, voy a su mesa, curiosos, a ver qué es lo que estaba leyendo. Es el periódico La Razón. Lo miro, leo con detenimiento los titulares, los artículos de las primeras páginas, las últimas, hasta las de deportes, pero no consigo averiguar qué es lo que le hacía tanta gracia.

4 comentarios:

Mabalot dijo...

Yo tenía un amiguete que se rompía con el Pascual Duarte; era leer un poco y troncharse. No pudo acabarlo.

Algo parecido a esto.

Un saludo.

la luz tenue dijo...

Quizás sea una defensa natural contra lo que estamos viviendo.

Mabalot dijo...

Justo, Luz Ténue. Lo pensé después de escribir el comentario. Es un mecanismo de defensa, la risa. Esa risa un tanto nerviosa y desbocada; ¿quién no la "padeció"?

Un saludo. (Me encantó la entrada)

Roma dijo...

A mí también me ha gustado. También coincido en que puede que la risa sea una defensa natural, pero contra todo, no únicamente contra lo que estamos viviendo, sino contra la vida misma. La propia, por supuesto.