lunes, abril 26, 2010

Historias del paro (XII)

El día que compramos el piso pensé que no nos hacía falta gimnasio, ni piscina climatizada, ni pistas de deporte. Debí hacerlo constar en la notaría, o al empleado del banco, que sonreía demasiado. Una urbanización excelente para parejas con hijos, decía el de la constructora.

Hoy hace calor y el césped está recién regado. Si no lo miras bien no notas las calvas. Las zonas comunes de la urbanización sirven para que nos descuarticemos entre nosotros, mientras nuestros hijos juegan sin que les perdamos de vista. Nadie puede abandonar una conversación en las zonas comunes y retirarse a su domicilio sin correr el peligro de que le despellejen sus vecinos.

2 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Sigo tus andanzas y me solidarizo contigo en ese "Solo ante el peligro" de la comunidad con patio, piscina y zonas ajardinadas

la luz tenue dijo...

Estas comunidades, estas urbanizaciones casi autosuficientes, son así. Se vive en la "urba", y de la "urba" se sale cuando es necesario.