sábado, abril 18, 2009

Impresos

Todos los formularios, todos los impresos, todo se queda en nada cuando la señora, que ya habrá pasado los ochenta, que ha venido sola y renqueante, dice, apoyada en el mostrador: Hijo, ¿puedes rellenarme el papelito del certificado? Es que veo menos que una polla envuelta en un trapo.

2 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Joder con la señora, qué boquita...

la luz tenue dijo...

La gente no habla como lo que aparenta. A esa señora solo le faltaba el canario Piolín.