martes, noviembre 14, 2006

Tarde
La ventana filtrando la luz de la tarde, luz oblicua del sol de otoño. Ella se quita la camisa y, durante una milésima de segundo, un minúsculo rayo de esa luz se deposita en la piel de su hombro para hacerla brillar. Un fulgor. Luego se mueven, las dos, la luz y ella, y el tiempo sigue fluyendo.

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