lunes, noviembre 27, 2006




Lobos
—No valgo ya ni de carne para los lobos.—Dice un anciano que intenta abrir la pesada puerta del portal y no puede, no puede...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se acoda el viejo contra la barandilla.
Reposa sólo unos minutos antes de volver a casa.
Hoy es posible respirar sin esfuerzo.
El aire está limpio, el sol es franco.
Mira el agua estancada del muelle.
Se riza apenas sobre el último peldaño.
Llega hoy tan cansada al puerto como él mismo.
Su aliento es esa espuma troceada.
Y el resto de su vida,
la imprecisa estela de ese faro apagado
que se mece al pairo de la marea.

la luz tenue dijo...

Y piensa: "Sigo aquí porque me ha dado permiso el sepulturero".