lunes, noviembre 20, 2006

Alzheimer
Una visita a una anciana afectada por el mal de Alzheimer. Es una mujer-pájaro, con mirada infantil. Su salud es ya tan frágil que parece que vaya a quebrarse en días, en horas. Ya parece no ser consciente de la realidad, de que existe una realidad. Parece vivir en un sueño del que despierta en unos segundos, y vuelve a dormir.
Entre las pautas que los médicos le han dado a sus hijos se encuentra la de tratarla con mucho cariño. Es necesario acariciar a esta anciana como si fuera una niña. Los médicos también han prohibido que se le mencionen palabras como recuerdo, memoria, evocación, porque eso la perturbaría todavía más.
Es triste y un poco patético estar a su lado y esperar, entre la conversación de todos, entre los cafés de la tarde consumida, que ella pronuncie alguna palabra, por si tiene algún sentido, por si todavía guarda alguna coherencia.

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