Agujero negro
A veces nos cruzamos con alguien, al entrar o salir de una tienda o de un ascensor, y en ese mismo momento, que dura milésimas de segundo, notamos que tanto él como nosotros estamos inmersos en un agujero negro. No existimos, no somos. Luego terminamos de entrar o salir —un paso, un pie— y vuelve la realidad y el tiempo.
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