jueves, noviembre 09, 2006

Maravilla
Jueves por la tarde, en el metro, horario comercial, zona comercial. Miles de personas en los pasillos, algunas con la mirada perdida. Escaleras mecánicas. Los andenes a rebosar. En el vagón la gente mira al frente, a las ventanillas, al suelo. Parece que algo fuera a borrarse. La mayoría lleva algo en las manos: carpetas, bolsas. Deprisa, deprisa. Hago transbordo en Príncipe de Vergara. En las escaleras mecánicas veo un carrito de bebé bajar en las opuestas a las que yo subo. Nos cruzamos. El que debe ser su padre sujeta el carrito y también mira al frente, pero el niño, tocado con un gorrito, abrigado, tiene una mirada sobresaltada. Él es el rey del mundo. Son unos ojos maravillados los que nos contemplan. No nos comprende, corremos tanto. Simplemente nos observa divertido. Sí, es el rey del mundo y él sabe que en todas partes está agazapado el éxtasis de la vida.

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