Adolescente
Una adolescente entra en casa dándose contra las paredes, los marcos de las puertas y los picos de las mesas. No calcula ni su fuerza ni sus dimensiones.
Se ensimisma —qué piensas, qué— y destroza a cachitos una esponja de baño. Luego se lleva el último trozo a la boca y lo escupe.
Habla y sus palabras destronan a todos los reyes.
En el tiempo de la cena se levanta para pedir el pan y descubres que tiene una argolla dorada en el ombligo.
Solo pides que no le hagan daño. Que no se haga daño ella misma.
4 comentarios:
Me gusta mucho este rincón. La greguería del teléfono, buenísima. Me pasaré de visita de vez en cuando, si no le importa al anfitrión...
Aquí te espero, Conde-Duque.
me ha encantado esta entrada. Enhorabuena por el blog. Saludos.
Gracias, Enrique.
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